Con el apoyo de los obispos considerados moderados, y después de cientos de años de acaloradas discusiones teológicas, los prelados nucleados en la congregación “Sex Populis, Abortus Dei” consiguieron finalmente que el Sumo Pontífice diera su esperado consentimiento para que la Santa Iglesia Católica aprobara la legalización internacional del aborto para la población masculina.
Como sucedió durante miles de años, las presiones del sector más conservador obligaron a duras negociaciones en los pintorescos cafés del Vaticano, consiguiendo en sus mesas no pagar las consumiciones e imponer algunas restricciones que, aunque algo arcaicas, no empañan el valor de la trascendente medida, considerada la más importante de la historia contemporánea de la Santa Iglesia.
Según el Documento Papal titulado “Homus Aborti”, presentado a la prensa mundial por los cardenales Gianfranco Pagliaro y Andrei Tarkovsky, “A partir de la fecha están en condiciones de abortar legalmente todos aquellos varones embarazados que habiten o hayan habitado el Planeta Tierra”. Una claúsula que si bien fue solicitada por agencias espaciales para los astronautas, demuestra el creciente interés vaticano por las minorías sociales, a pesar de los cuestionamientos de organismos defensores de Derechos Extraterrestres.
La injerencia conservadora se hizo palpable en los “Santos Requisitos” establecidos por el Documento Papal para que los varones accedan finalmente a legalizar su aborto. Allí reza que “será imprescindible profesar la fe católica, ser mayor de edad y presentar previamente el consentimiento de sus padres, por escrito y con intervención de un notario público”.
Previsora y generosa, la Santa Iglesia sin embargo acepta que “Los varones huérfanos o con padres fallecidos podrán gestionar el consentimiento en la Iglesia más cercana a su domiclio, pero quedando a exclusivo cargo del interesado los gastos notariales, administrativos o cualquier otro que tal petición pudiera demandar, incluyendo los ocasionados por requirimientos judiciales por mala praxis médica, sacerdotal o pensión alimenticia”.
En un documento anexo titulado “Absolvis Pronovios”, se indica que los únicos exceptuados de los “Santos Requisitos” serán “los clérigos y el personal eclesiástico jerárquico, que podrán legalizar su aborto sin los limitantes de fe y/o edad requeridos en el Documento Papal”. En cuanto al consentimiento familiar, si bien deben presentarlo previamente, pueden optar por una simple declaración verbal “porque todos ellos son Ministros de Fe”.
Ante las inmediatas protestas que se suscitaron entre los laicos varones por las “Santas Excepciones”, el Cardenal Gianfranco Pagliaro advirtió que “Aunque todos son hijos de Dios, siempre hay consentidos”. Sin embargo, los tranquilizó con la posibilidad de revisar y aprobar “casos particulares”, pero descartó taxativamente la “Magnanimidad Papal” en hechos que involucren “perversiones aberrantes”, entre las que citó a la “homosexualidad con participación de uno o más ateos”, la “utilización de preservativos”, el “lesbianismo padre-abuelo con conocimiento familiar”, la “pedofilia con niños no bautizados” y el “sexo con amor”.
Por su parte, el Cardenal Tarkovsky también descartó la posibilidad de revisar casos de laicos “que hayan tomado estado público, independientemente de las causas que lo originaron”, exceptuando, aclaró, los que “involucren a clérigos o benefactores de la Santa Iglesia”, que serán atendidos personalmente por el Santo Padre.
Hace 9 horas
2 comentarios:
no sean difamadores, que Dios y la Iglesia siempre hemos estado en contra del aborto. NO DIFAMEN SI NO QUIEREN IRSE AL INFIERNO, ARREPIENTANSEN REPAREN, CONFIESESEN, digan que lo que ustedes dicen es mentira, y que digundan. Borren esa difamacion
los que escribieron este articulo son unos hijos de la tiznada!!! Ojalá se quemen en el infierno por toda la eternidad. Bola de mentirosos, patanes... etc. etc. etc. etc.
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