Secuencia fotonírica de una teletransportación oficial mediante el uso de una máscara de goma Eva.
De las máscaras del realismo político a las caretas del pragmatismo mágico. Interpretación libre e innecesaria del inflacionario mundo onírico presidencial visto a través de los ojos entrecerrados del Lic. Tomás Lomenos. Exclusivo para TX2K.
Según el relato oficial, Cristina sueña. Y sueña de memoria, como en sus discursos. Siempre lee las oraciones antes de dormir. Pero nunca se duerme antes de memorizarlas. Cuando el guión se convierte en sueño, esas oraciones son lo único que respeta. Pero las intercala con las improvisaciones. Prolijamente. Como las fetas de un triple de miga.
Para poder soñar hay que tener sueños. Pero no siempre se los tiene. El problema, entonces, no es la falta de sueños, sino la pretensión de soñar siempre. Y eso es lo que desvela a la pretensiosa Cristina. Ante la falta de sueños, los escribe y los memoriza. Todos los días. En Olivos o en París. Y los deposita en su cuenta de sueños corrientes. Los acumula, como le recomendó su marido. “No hay que perder el control de las variables macroemocionales”, le escribió con fibra roja en su hasta entonces prolijo cuaderno de oraciones.
Además de asentar su recomendación, Néstor también le arrancó una hoja del cuaderno. La que había usado Martín Lousteau para dejar constancia de su preocupación por los desvelos de Cristina. “Cuando la demanda de pretensiones oníricas supera ampliamente a la oferta de sueños disponibles, la inflación espiritual termina comiéndose el valor real de nuestras fantasías”, le garabateó con crayones de diferentes colores. Cristina la recordaba de memoria, pero jamás consideró incorporarla a sus guiones. “Una oración joven no es suficiente para una pretensión antigua”, la calificó por escrito en el atril
“Fondos insuficientes”. Como todas las mañanas, el mensaje del cajero despertador libera a Cristina de sus desvelos. Le recuerda lo que ya sabe que no sabe. Que no se puede cancelar una pretensión con un cheque sin fondos. A pesar de su esfuerzo, los ahorros nunca le alcanzan. Ni siquiera con los sueños que, por consejo de Néstor, depositó en el exterior.
Cristina vuelve a bajar su frustración de la cama. Su malhumor se impacienta y busca auxilo. Lo encuentra en uno de los espejos. Sonríe. Pretensiosamente maquillada para soñar, el espejo le devuelve la imagen de su relato. Cristina, sueña.
Lic. Tomás Lomenos. Filósofo vacacional. Psicólogo aficionado a las drogas duras y a las mujeress tiernas. Jugador profesional empedernido y gasista matriculado. Recibido con Honores por la Universidad de Yale pero echado injustamente algunos minutos después. Profesor Itinerante de la Escuela Personalizada de Viajantes. Miembro destacado del Sindicato de Dobles de Actores Porno. Hijo del medio de madre soltera menor y padre casado mayor. Sobrino no reconocido del historiador minimalista Félix Sol. Primo reconocido, pero como muy lejano, por AAF.
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Hace 13 horas
3 comentarios:
SOS un GENIO jajajaj no podés producir tan buenas imagenes... ajajaj que grosso...
En algun momento libre te espero por el blog:
UN MC DONALDS EN LA PLAZA ROJA
http://mcdonalds-plazaroja.blogspot.com/
Saludos, A.R
Ayn Rand:
Gracias por el comentario y por la invitación al blog (si tuvieras la gentileza de guardar un rato al animal, te lo agradecería mucho. Verlo al Ronald McRegan ahí me da un poquito de cosa... ;-)
De paso, te/me recuerdo unas palabras de tu homónima: "Son mis ojos los que ven, y la mirada de mis ojos confiere belleza a la tierra...".
Saludos objetivistas!
Hola, te invito a la obra de teatro: el sueño de la marioneta.
Trabaja el sr kirchner y su esposa:
http://irreverentees.blogspot.com/2008/04/el-sueo-de-las-marionetas.html
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